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Compendio de sociologia

Lester F. Ward

 

Ward, Lester (1907): Compendio de sociología. Madrid. Edit. F. Beltrán. 3ª ed. 1929.

Reseña.

Lester F. Ward, de acuerdo con Adolfo Posada, ostentó gran reputación y autoridad científica, además “Su obra sociológica, considerada en conjunto, como un sistema de ideas y como una orientación para la vida, es quizás la más sólida, sintética y comprensiva de cuantas en la actualidad [1913] pueden señalarse y recomendarse a la juventud que siente afición por la sociología” (en Ward, 1907, p. 7). Stoetzel (1970) nos dice  que Ward es una de las partes fundamentales en los comienzos de la psicología social americana, de igual manera dirá que: “La doctrina de Ward es a la vez utilitarista y evolucionista. La ley fundamental de la naturaleza humana es buscar el máximo beneficio” (p. 23). De su obra, la que ocupa hoy, es el libro llamado Compendio de sociología,  el cual es el resultado de un curso impartido en la Escuela de Sociología de la Hartford Society para la extensión de la educación en 1894 y 1985, en el primer año contando sólo con seis lecciones, para posteriormente ampliarse a doce, finalmente fue publicado.

Se presenta una obra separada en dos grandes partes, cada una con seis capítulos. La primera llamada Filosofía Social, esto es porque en ella se trata de las relaciones de la sociología con otras ciencias afines, pero teniendo en cuenta que “ninguna ciencia especial deja de tener la más estrecha conexión con la filosofía e interés en ella; por lo que puede naturalmente decirse que toda ciencia especial, y hasta todo asunto especial, tiene su filosofía: la filosofía de un objeto, distinta de su ciencia, es la idea o teoría de las relaciones del mismo con otros y con el mundo conocido en general, a diferencia de la idea o teoría del mismo como objeto aislado y en sí” (Flint, en Ward, 1907, p. 30). En una primera instancia, se abordan algunas de las definiciones de lo que es la sociología, a través de la mirada de algunos autores clásicos. Este acercamiento es el camino a seguir para mostrar más adelante, en el entendido de Ward, aquello que no es la sociología. Así el texto estará basado en las relaciones que pudiera o no tener la sociología con otras ciencias (la cosmología, la bilogía-donde se considera a la sociedad como un organismo de grado inferior-, la antropología y la psicología), para en un sexto capítulo tratar los datos de la sociología, es decir, el estudio de la institución o “el producto de la razón del  producto del instinto” (p. 176), dígase la institución del matrimonio, del gobierno, el lenguaje, etc. 

En la segunda parte, llamada Ciencia Social, grosso modo, se tiene como un bosquejo “a fin de descubrir su verdadero carácter [el de la sociología], sin obscurecerla con los detalles” (p. 31), se nos presenta aquello denominado fuerzas sociales, clasificadas estas en Físicas (Conservación individual: positivas y negativas; Continuidad de la raza: directas e indirectas) y Espirituales (Estéticas, Morales, Intelectuales). El siguiente punto retoma el nombre de “Física Social” o “mecánica social”, con esto trata de ejemplificar lo estático (la ciencia del orden social) y lo dinámico (el sentimiento), consciente de que los fenómenos sociales son considerados así en su aspecto más general y partiendo de una analogía del fenómeno social y el físico.  Lo que actúa es una fuerza o fuerzas sociales, las cuales “son psíquicas. Tienen su asiento en la constitución mental de los individuos que componen la sociedad” (Ward, 1907, p. 217), siendo esto parte del sentimiento o sensación intensiva, y dado que esto “no es físico, ni químico, ni vital: debe ser por esta razón psíquico y pertenece al espíritu” (pp. 218-219). Por su parte el espíritu presenta una doble naturaleza, lo primario es el sentimiento (el lado afectivo del espíritu), y el secundario que es el pensamiento (lado perceptivo). 

Posteriormente reclama una cierta aceptación de aquello que se le debería reconocer a la sociología, esto es, concederle el título de pura y aplicada, donde: “esta ciencia debe también estudiarse, primero, con el objeto de conocer las leyes de la asociación humana y de la acción cooperativa, y, por último, con el de determinar cómo y en qué extensión del fenómeno social puede, conocida sus leyes, modificarse y ser dirigido hacia ideales sociales” (p. 263), para hallar así el propósito de la sociología, siendo este el de “acelerar la evolución social” (p. 267).

En cuanto a la Génesis social se dirá que implica una especie de selección social o modificación del medio por el esfuerzo del hombre. El progreso social genético “resulta de las acciones de los hombres, que directamente dimana de sus esfuerzos por satisfacer sus deseos” (p. 282). A esto también se le conoce como evolución social. Por su parte, la Télesis individual, es el paso inmediato o el camino alterno cuando la génesis social deja de ser eficaz, bien vale aclarar de entrada que: “El progreso télico, como su nombre lo indica, depende por completo de la facultad del espíritu que capacita al hombre para perseguir fines que prevé y estima beneficiosos” (p. 301), así mismo “Debe recordarse que el intelecto o poder télico se ha desenvuelto como un apoyo de la voluntad, para una mejor satisfacción del deseo” (p. 313). A ese principio o proceso télico o intelectual, también se le ha definido como la “ley del espíritu” (p. 313). Cabe recalcar que en la télesis lo natural está por debajo de lo artificial, esto es la producción de herramientas o instrumentos que elevan la capacidad de quien las elabora y utiliza, dejando rezagados a quienes están carentes de los materiales necesarios, no pudiendo entrar en el mundo de la ingeniosidad. Finalmente se tiene a la Télesis colectiva, que aunque resulta chocante, parafraseando al autor, esta está en el gobierno por la búsqueda del bien común, en contraposición de la télesis individual. Es acá donde está, de acuerdo con Ward, el retorno a colocar de nuevo a la sociedad en “la corriente libre de la ley natural” (p. 368), proponiendo el concepto de Sociocracia, en la cual se “reconoce la existencia de desigualdades naturales y trata de abolir las desigualdades artificiales (creadas en el individualismo y el socialismo)“ y también “proporcionara los beneficios en relación estricta con el mérito, pero insistiendo sobre la igualdad de facilidades como el único medio de determinar el grado del mérito” (pp. 367-368). 

A manera de conclusión, se tiene que Compendio de sociología es, como lo decía Adolfo Posada, una buena recomendación para aquellos interesados en la sociología (de aquellos días y los de ahora), por el desinterés del autor por constreñir a una definición aquello que es la sociología, en cambio se delinea y diferencia el campo o la tarea de la misma, teniendo por objetivo el desarrollo integral de la sociedad. Pese a lo anterior, no sólo es un aporte para los sociólogos, también lo es para otras disciplinas científicas, entre ellas la Psicología Social, pues entre las páginas de la obra, es posible hallar, no sólo el rastro, sino la atmósfera de una Psicología Colectiva, es decir, las fuerzas sociales que en su naturaleza son psíquicas (pertenecientes al espíritu), donde el sentimiento –lo afectivo, el movimiento- y el pensamiento –lo perceptivo, el orden-, entablan ciertas dinámicas, que desde su origen, la Psicología Colectiva se ha dado a la tarea de contemplar, he aquí la importancia de una obra como Compendio de sociología.

Referencia: 

Stoetzel, J. (1970): Psicología Social. Valencia. Marfil.

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